En 2021, 1 de cada 10 hogares en los Estados Unidos se vieron afectados por un desastre climático. 

Después de un desastre, infraestructuras críticas como los sistemas de alimentos, energía, y agua puede a su vez afectar la seguridad (es decir, acceso, calidad, cantidad) alimentaria, energética e hídrica en hogares. Luego de un desastre, la disponibilidad de energía puede desafiar la calidad del agua y, a su vez, la calidad del agua y la disponibilidad de energía pueden limitar las opciones de alimentos saludables lo cual tiene impactos directos a la salud de una persona, creando decisiones desafiantes luego de una emergencia. Esta interdependencia de recursos de agua, comida, y energía crea la necesidad urgente de pensar en la interconexión para promover estrategias e intervenciones integrales para la resiliencia ante los desastres centrando salud y bienestar comunitario.

La ciencia no es solo experimentar en busca de evidencia empírica, sino que también puede ser una herramienta de sanación. Sanar a nivel individual y colectivo, porque nos permite mirar al futuro. Este proyecto de investigación, liderado por la Dra. Anais Roque, natural de Rincón, Puerto Rico, busca comprender cómo los, las y les puertorriqueñes han enfrentado la inseguridad alimentaria, energética y de agua tras desastres naturales desde 2017 hasta 2022. El proyecto se enfoca especialmente en las experiencias luego de dos desastres: el huracán Maria (2017) y el huracán Fiona (2022).